martes, 6 de noviembre de 2012

Recibimiento

Han pasado tantas cosas en menos de 48 horas que no sabría cómo resumirlas en un único post sin aburrir a nadie! Por lo pronto empecé mi primer día de trabajo llegando media hora tarde de la hora a la que había quedado con mi nuevo jefe. Aún no entiendo cómo fue, me autoconvencí de que me confundí de línea, y esa es la explicación que di, ya que en muchas estaciones varias líneas pasan por el mismo andén; pero es que en mi estación Aidenbachstrasse... solamente hay una línea! y desde luego que era la correcta. No obstante me dejé llevar y me vi en la línea azul sin haber cambiado de tren. ¿Cosas de Meigas? Podeis mirar el plano de metro de Munich para creerme!
El recibimiento fue genial. En mi sitio (esquinazo de la planta 30 de la torre, con unas vistas increibles sobre la ciudad como las de la foto que saqué y donde por la noche se ve iluminado el precioso estadio del Bayern) me esperaba un preciosísimo ramo de flores y una caja de bombones.  Típico, sí, pero inesperado y no menos bonito. Un detallazo. Claro que comparto despacho con tres hombretones y además tengo un jefe, cosa que me resulta extraña rodeada como suelo estar de mujeres en mi puesto habitual. No es mejor ni peor, solo que diferente!
Después de conocer al equipo legal - la mitad de tamaño del que tenemos en España pero cada uno con sus funciones taxativamente definidas, como buenos alemanes ordenados y cuadriculados - y ponerme bastante nerviosa con mis primeras palabras en inglés, me empezaron a meter en reuniones. Zasca! Ayer tres y hoy otras tres. Que gusta una reunión aquí... Tal vez sea porque les mola la herramienta de convocatoria, si no, no se entiende. Hasta llegué a tener convocatoria para bajar a comer... La agenda de mi nuevo correo Outlook parece la del Rey tras el 23F. No solo tenía suficiente tratando de acordarme de los nombres de todos los abogados (ni de coña, sobre todo porque Gerberg o Karsten son nombres inescribibles e impronunciables) y de sus funciones (ja,jajaja, confundí a la jefaza con la secretaria de mi jefe...) sino que me empiezan a mandar temas y contratos antes de tener clave de acceso. Tengo que aprender a decir "bandera roja" en alemán.
Lo peor: a las 12 bajamos a comer. Tengo que obligarme a hacer hambre porque a esas horas como mucho me apetece un picoteo de cualquier cosa de la máquina de vending, pero para nada un platazo de rastwerwurssen o cualquier otro palabro extraño. Todo el mundo come en una de las dos cantinas de la empresa, llenas de auténtica comida.... porqueriosa. Puag! todo cerdo, salsas, y extrañas cosas que no sabría decir qué son. Hasta mi jefe comentó que la presunta comida asiática que nos estábamos jalando no la hacían ni en china.
Espero en un par de semanas mejorar considerablemente mi inglés. Aquí la gente o sabe o no sabe, pero los niveles intermedios de inglés no existen. Deben pensar que menuda paquete soy que me trabo a cada dos por tres... aunque ya me ha dicho Amalia que eso en un par de semanas arreglado y dejaré de trabarme pensando todo el rato "qué mal hablo inglés, qué mal hablo inglés".

Luego mi compañero Kai, el que se va a Madrid en breve a mi puesto, don detallista, organizó una cena para darme la bienvenida a mi y a otro chico checo (Vaslav) que se incorporó un día antes que yo, el viernes pasado y cuya cara de "estoy más perdido que spiderman en un descampado" es bastante descarada. Previamente, al salir del trabajo, tuve que hacer una compra rápida en el Lidl, exactamente igual de cutre que en España y entrándome ganas hasta de comprarme unos calzoncillos térmicos tiraditos de precio, aunque me resistí entrando en razón - el fresco este me tiene un poco p'allá-. Nos fuimos Kai-Olaf, Vaslav, mi compi Pablo, Christine (mi compañera de labores, afortunadamente habla bastante español) y yo a cenar a un pub muy chulo en el centro de Munich donde lo mismo te tomas una copa que una hamburguesa y cantas en un karaoke. Me tomé mis dos primeras weissbier o lo que es lo mismo, cerveza "blanca" o de trigo. Como son tan confiados (aquí se supone que nadie tanga), en vez de tomar nota, lo que hacen es pintar una rayita en el posavasos por cada cerveza que te tomas... Yo me sé de alguna amiga o hermana mia que habría pensado en coger uno de los posavasos limpios que teníamos en la misma mesa y haberlo cambiado después de tres cervezas haciendo una sola marca. Pero yo no, yo soy muy legal y solamente me dedico a pensar en la posibilidad de la ilegalidad :-)

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